miércoles, 22 de abril de 2020

Qué ver y qué comer en Tokushima

Tokushima, en la isla de Shikoku, está repleta de montañas con profundos valles boscosos que conforman impactantes paisajes, repletos de ríos, cascadas y puentes colgantes como el de Kazurabashi o el valle de Ôboke. Alguno de los productos típicos que no debéis dejar de probar si visitáis la región son el Tokushima Ramen, las brochetas dekomawashi, el cítrico sudachi, el Naruto kintoki o la confitería con wasanbon.

Siguiendo el reto que me propuso la Oficina Nacional de Turismo de Japón, para explorar y dar a conocer la gastronomía y los parajes más escondidos de Japón, hoy nos adentramos en lo más profundo de la prefectura de Tokushima, en la isla de Shikoku.

La costa este de Tokushima está bañada por el Océano Pacífico y su interior está repleto de montañas con profundos valles boscosos que conforman impactantes paisajes, repletos de ríos, cascadas y puentes colgantes como el de Kazurabashi o el valle de Ôboke. Debido a su orografía, la zona de Iya no es apta para cultivar arroz, por lo cual los campesinos han optado por cultivar trigo sarraceno (soba) que no requiere de tanto tiempo ni de tanto espacio para crecer como el arroz. Esto ha propiciado que en la gastronomía local proliferen platos como el sobagome zosui, que se prepara con semillas de alforfón enteras.



                                                         Valle de Ôboke.


En lo más profundo de Tokushima, en la zona de Iya, se esconde el Valle de Ôboke, con unas espectaculares formaciones rocosas que tienen entre 60 y 80 millones de años. Algunas zonas estaban sumergidas bajo el mar hace más de 100 millones de años y los geólogos han podido estudiar dichas formaciones para comprender mejor cuál fue el origen del archipiélago japonés. En sus aguas abundan los ayu, un pez de río de sabor dulce, a medio camino entre el melón y el pepino, y también hay muchas carpas y anguilas, pero me temo que también deben habitar otro tipo de seres que pueden pasar desapercibidos a simple vista. El Valle de Ôboke es un rincón mágico, cuna de los Yokai, los monstruos y fantasmas de la mitología japonesa. De hecho, diría que me pareció ver a un kappa bañándose entre las aguas del río.
Paseando por el bosque, camino a nuestra próxima parada para visitar el puente colgante Kazurabashi, vi algunos puestos ambulantes con braseros donde cocinaban ayu (鮎), el pescado de río del que os hablaba antes, ensartado en brochetas y colocado alrededor de las brasas para asarlo a fuego lento. En regiones como Gifu, desde antaño capturan los ayu con la ayuda de cormoranes domesticados, un arte de pesca ancestral conocido como ukai. Pero en el valle de Ôboke sólo es posible pescarlos con caña. Os recomiendo que los probéis, tanto en un sitio como en otro, especialmente si tenéis ocasión de ir en verano.
          Ayu y Dekomawashi, otros platos típicos del área de Iya en Tokushima. 
 Otro de los platos típicos del área de Iya y la ciudad de Miyoshi en Tokushima se llama Dekomawashi (でこまわし). Consiste en unas brochetas asadas con bolitas de pasta de trigo sarraceno (sobadango そば団子), patata local cortada por la mitad, un cubo de tofu original de la región (iwatofu 岩とうふ) y konyaku, un tubérculo similar al ñame. El nombre de este plato local significa “títere que gira”, ya que hay que ir rotando las brochetas para que queden perfectamente asadas por todos los lados y, además, porque no me negaréis que guarda un parecido razonable con los títeres de palo, llamados deko en japonés.

                                        Puente colgante Kazurabashi.



Otro de los rincones mágicos por descubrir en Tokushima es el puente colgante de Kazurabashi (かずら橋), situado en el mismo Valle de Iya. Un paraje bucólico, oculto en lo más recóndito de las montañas, en la zona central de la isla de Shikoku. Es muy impactante atravesar de lado a lado del valle cruzando el puente colgante, desde donde podemos observar el río muchos metros por debajo de nuestros pies. Pero si os dan miedo las alturas o no os atrevéis a cruzar, que sepáis que a escasos metros hay otro paso a través de un puente de piedra.
El puente colgante está hecho con las lianas de una planta trepadora llamada kazura (葛) y se reconstruye cada tres años. Precisamente cuando lo visitamos nosotros, acababan de reforzarlo y por eso todavía se percibía el olor fresco de las lianas, mezclado con una especie de alquitrán. Para su confección utilizan hasta seis toneladas de lianas, que tardan entre 20 y 30 años en crecer hasta alcanzar unos 3 cm de diámetro.
                                                Tokushima Ramen.
Después de hacer de “Indiana Jones” en las profundidades recónditas de Tokushima, llegó el momento de darse un homenaje con un buen cuenco de ramen. El Tokushima ramen (徳島ラーメン) se distingue del de otras regiones porque tiene base de caldo de huesos de cerdo (tonkotsu 豚骨) mezclado con salsa de soja. Es por eso que tiene un sabor más intenso y salado que recuerda un poco a la salsa warishita que se utiliza como base para hacer sukiyaki. El más típico lleva tiras de carne de cerdo y se corona con un huevo crudo. Debido a que es mucho más salado que otros tipos de ramen, hay quien prefiere añadir más de un huevo crudo para ayudar a suavizar el sabor final. De hecho, es habitual que al comensal se le ofrezca un cesto con huevos para que él mismo añada tantos como desee. Los fideos tienen menos kansui (un tipo de agua alcalina) en su composición, y es por eso que tienen una apariencia y consistencia más recta. Para el toque final, se añade cebollino, brotes de soja (moyashi) y brotes de bambú fermentados (menma).
                              Awa Odori, el baile típico de Tokushima.
Otra de las cosas típicas que hay que ver en Tokushima es el famoso baile Awa Odori (阿波踊り). Podéis verlo en el Festival Awa Odori que se celebra del 12 al 15 de agosto en Tokushima y que cada año reúne más de 1.3 millones de turistas. Si no coincidís por fechas, también podéis visitar el Awa Odori Kaikan, un centro cultural y salón de bailes con exposiciones, donde podréis asistir a una clase demostrativa y práctica de este baile típico.
Su origen se remonta al periodo Obon, festividad en la que se recuerda a los muertos, donde se baila una danza para reconfortar los espíritus de los difuntos. Este baile evolucionó hasta convertirse en el Awa Odori de hoy en día. Se baila al son de la flauta, el único instrumento de la comparsa que entona una melodía rítmica y repetitiva. Lo acompañan el tambor Taiko Gigante, que marca el ritmo de la canción. El tambor Shime Taiko aporta vigorosidad y más ritmo, mientras el gong también ayuda a marcar el ritmo mediante notas agudas. Las mujeres colocan las manos bien arriba, enfrentando sus palmas hacia adentro y estirando los dedos, mientras los hombres las colocan más abajo, a la altura de la cara. Para bailar, hay que dar medio pasito con el pie izquierdo mientras se avanza la mano del mismo lado y volver a la posición inicial. Después repetimos el mismo movimiento dando medio paso con el pie derecho y avanzando la mano derecha… y así sucesivamente sin dejar de seguir el ritmo. Parece fácil, ¿verdad?
Siguiendo la ruta turística, seguro que daréis con alguno de los productos típicos de Tokushima que no debéis dejar de probar, como el sudachi, el Naruto kintoki y el wasanbon.
                           Sudachi, el cítrico típico de Tokushima.
El sudachi (すだち) es un cítrico verde, redondo y pequeño, con un sabor aromático y acidez que recuerdan a la lima. En Tokushima su zumo se utiliza como refresco, pero sobretodo como aderezo en forma de sudachi ponzu (すだちポン酢), preparado con salsa de soja, copos de bonito seco, alga kombu y este particular cítrico. También lo encontraréis en formato de sudachikoshô (すだち胡椒), una pasta hecha con pimienta de chile, sal y sudachi que se deja fermentar y se usa como condimento para carnes. Se podría decir que es como la versión autóctona del yuzukoshô, pero usando sudachi de Tokushima en vez de yuzu.
                      Imo kenpi hecho con boniato Naruto kintoki de Tokushima.
El Naturo kintoki (鳴門金時) es un tipo de boniato original de Tokushima, de la misma familia que el boniato común (Satsuma-imo). Se cultiva en suelo arenoso, en lugar de tierra convencional, y su pulpa de color rojo brillante es fresca y firme con un característico dulzor. Seguramente lo encontraréis en cualquier puesto callejero o tienda en forma de imo kenpi (芋けんぴ), unas golosinas que parecen ‘papas’ fritas azucaradas.
                        Higashi elaborados con azúcar wasanbon de Tokushima.
El Wasanbon (和三盆) es un azúcar fino que tiene una fuerte tradición arraigada a Tokushima y Kagawa. Se utiliza para la confitería japonesa Wagashi (和菓子) y se obtiene a partir de un tipo de caña de azúcar originario de esta zona. Uno de los dulces más famosos que se elaboran con el azúcar wasanbon es el Higashi, una especie de caramelo seco de azúcar que se moldea con unos tradicionales moldes de madera con formas y colores que simbolizan las flores de la estación del año.
Fuente: https://comerjapones.com/que-ver-y-que-comer-tokushima-turismo-gastronomico-japon